Por Verónica Gurisatti, sommelier.
La exportación de vinos resiste la crisis y este primer semestre del año 358 bodegas exportaron sus productos a los países del nuevo y viejo mundo. El bodeguero Nicolás Catena asegura que la crisis significa una oportunidad porque es un período en el que la gente se acostumbra a cambiar sus hábitos de consumo y en este sentido la industria nacional tiene una ventaja frente a sus competidores, porque ofrece productos de alta calidad a precios muy competitivos.
El explosivo surgimiento del Malbec es un fenómeno que no se parece a nada. Ya sinónimo de vino argentino, la buena performance en exportaciones y reconocimientos en concursos y revistas especializadas parece augurar un buen futuro y de a poco pero sin pausa 1913 marcas locales ganan terreno en el mundo. Aunque pocos se atreven a pronosticar la evolución de este año, todo indica que las bodegas locales, sobre todo las productoras de Malbec, están a salvo.
Como Argentina es el 5º productor de vinos del mundo (detrás de Francia, Italia, España y Estados Unidos) y el 10º exportador mundial, destina al mercado externo alrededor del 29.5% del volumen de su producción y según un informe de Caucasia Wine Thinking (empresa de información para la industria vitivinícola), la exportación de vino en botella creció un 15.3% en valor durante el primer semestre de 2012.
Es indudable que el Malbec está en su mejor momento: es la uva fina más cultivada en el país, produce nuestro tinto más emblemático y aunque es originario del sudeste francés, de la zona de Cahors (donde se la conoce con el nombre Côt o Auxerrois), y se extendió a California, Sudáfrica, Chile y Australia -entre otras regiones productoras-, los expertos internacionales coinciden en que el Malbec argentino es el mejor de todo el mundo.
“La aceptación internacional del Malbec la convirtió en una locomotora para el crecimiento de las exportaciones y puede abrir paso a otros tipos de uvas nacionales como la Torrontés (blanca que únicamente se produce en Argentina). El reto a corto plazo, es consolidar la posición de Argentina a nivel internacional y crecer en calidad”, asegura el bodeguero José Alberto Zuccardi.
Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Argentina posee una superficie de 217.750 hectáreas cultivadas de viñedos y 952 bodegas. Este año se cosecharon hasta fines de mayo 2.238 millones de kilos de uvas y se elaboraron 1.137 millones de litros de vino yhasta julio se consumieron en el mercado interno 861.245 hectolitros de vino y se exportaron 344.151 hectolitros.
Los principales destinos de vino embotellado son 5: Estados Unidos lidera las compras, tanto en valores como en volumen, seguido de Canadá, Reino Unido, Brasil y los Países Bajos y representan el 67% de los ingresos totales. En cuanto a las variedades, el 50% de los vinos que se exportan es Malbec, seguido de Cabernet Sauvignon, tintos genéricos, Chardonnay, Torrontés, Syrah, Merlot, Sauvignon Blanc y demás variedades.
La exportación de vinos resiste la crisis y este primer semestre del año 358 bodegas exportaron sus productos a los países del nuevo y viejo mundo. El bodeguero Nicolás Catena asegura que la crisis significa una oportunidad porque es un período en el que la gente se acostumbra a cambiar sus hábitos de consumo y en este sentido la industria nacional tiene una ventaja frente a sus competidores, porque ofrece productos de alta calidad a precios muy competitivos.
El explosivo surgimiento del Malbec es un fenómeno que no se parece a nada. Ya sinónimo de vino argentino, la buena performance en exportaciones y reconocimientos en concursos y revistas especializadas parece augurar un buen futuro y de a poco pero sin pausa 1913 marcas locales ganan terreno en el mundo. Aunque pocos se atreven a pronosticar la evolución de este año, todo indica que las bodegas locales, sobre todo las productoras de Malbec, están a salvo.
Como Argentina es el 5º productor de vinos del mundo (detrás de Francia, Italia, España y Estados Unidos) y el 10º exportador mundial, destina al mercado externo alrededor del 29.5% del volumen de su producción y según un informe de Caucasia Wine Thinking (empresa de información para la industria vitivinícola), la exportación de vino en botella creció un 15.3% en valor durante el primer semestre de 2012.
Es indudable que el Malbec está en su mejor momento: es la uva fina más cultivada en el país, produce nuestro tinto más emblemático y aunque es originario del sudeste francés, de la zona de Cahors (donde se la conoce con el nombre Côt o Auxerrois), y se extendió a California, Sudáfrica, Chile y Australia -entre otras regiones productoras-, los expertos internacionales coinciden en que el Malbec argentino es el mejor de todo el mundo.
“La aceptación internacional del Malbec la convirtió en una locomotora para el crecimiento de las exportaciones y puede abrir paso a otros tipos de uvas nacionales como la Torrontés (blanca que únicamente se produce en Argentina). El reto a corto plazo, es consolidar la posición de Argentina a nivel internacional y crecer en calidad”, asegura el bodeguero José Alberto Zuccardi.
Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Argentina posee una superficie de 217.750 hectáreas cultivadas de viñedos y 952 bodegas. Este año se cosecharon hasta fines de mayo 2.238 millones de kilos de uvas y se elaboraron 1.137 millones de litros de vino yhasta julio se consumieron en el mercado interno 861.245 hectolitros de vino y se exportaron 344.151 hectolitros.
Los principales destinos de vino embotellado son 5: Estados Unidos lidera las compras, tanto en valores como en volumen, seguido de Canadá, Reino Unido, Brasil y los Países Bajos y representan el 67% de los ingresos totales. En cuanto a las variedades, el 50% de los vinos que se exportan es Malbec, seguido de Cabernet Sauvignon, tintos genéricos, Chardonnay, Torrontés, Syrah, Merlot, Sauvignon Blanc y demás variedades.
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